Ya sabes el camino... respirar, morir...
Simplemente te di las armas, confié en ti, te entregué todo lo que me hacía vulnerable, todo lo que me exponía al miedo...
Antes de ti, temía al mundo. En cada esquina, cada rostro me veía con depravación, con ira... jueces en cada espacio de aire, en cada aguja y agujero...
Pero ahora, justo ahora eso se terminó... ellos no pueden herirme, no pueden tocarme, porque ahora soy tuyo, así como todo aquello que puede destruirme...
Los jueces se han quedado sin una víctima, y yo me he quedado sólo con un ejecutor...
Ahora que lo sabes, no tengo miedo... nada podrá detenerme...
Sólo tú, y nadie más puede acabar conmigo...
Mátame si quieres, pero cuando lo hagas, hazlo rápido...
... tampoco soy tan masoquista...
